Algunas
mujeres gritan histéricamente, otras, dominadas por un fuerte temblor,
se arrojan al piso donde se revuelven sin parar. Otras mujeres han
empezado a desnudarse en tanto lanzan gemidos de intenso e insatisfecho
placer, todo, consecuencia de la pócima afrodisíaca suministrada por
Sade. Pero no son ellas las únicas en sufrir esa extraña enfermedad
colectiva. También, los hombres van de aquí para allá, como perros
rabiosos, gesticulando, gritando obscenidades y luego… Luego se suceden
escenas del más crudo sexualismo. […] Una mujer casi completamente
desnuda se asoma al balcón ofreciéndose a los hombres, otras siguen su
ejemplo, una de ellas, más frenética que otras, se lanza de cabeza al
vacío.
Guy de Massillon, El goce y la crueldad, 1966.
¿Puede ser la arquitectura, de una manera más prudente, esa pócima “afrodisiaca”?
Extendiendo
el significado de lo afrodisiaco a cuestiones que van más allá de lo
sexual, (lo que no es del todo correcto) ¿podemos los arquitectos
generar espacios que produzcan, o mejor, induzcan a la realización de
actividades exageradamente placenteras?
Debo pensar que la respuesta es SI.
Una vez aquí se nos presentan numerosas cuestiones. Es obvio que un mismo espacio no es capaz de incentivar idéntica cantidad placer a todos los hombres y mujeres del planeta, y aún centrándonos en sólo un individuo, no existe única receta afrodisiaca*, invariable en el tiempo, para un mismo personaje. Por ello es necesario partir de un conocimiento y análisis del habitante
y placeres que persigue, del mismo modo que debemos permitir mutaciones
en esa fórmula, a razón de que un excesivo uso de una estancia
placentera origina un descenso del placer en el tiempo, ya que se pierde
el porcentaje de “pleasures” correspondientes a la innovación y
capacidad de asombro.
*receta afrodisiaca= espacio o solución arquitectónica
Si al conocimiento del cliente (hedonista
de aquí en adelante) le añadimos la certeza de que el placer puede
manifestarse al satisfacer alguna necesidad de nuestro organismo
(“placer funcional”. Ejemplos: beber cuando hay sed, comer cuando se
tiene hambre, sexo cuando la libido se dispara, etc.) y que nosotros
diseñamos (en la arquitectura convencional) espacios para albergar estos
placeres funcionales, no parece que la arquitectura de hoy día y la búsqueda del placer se encuentren en posiciones tan distantes.
Dada
la subjetividad y extensión del agente a estudiar, debo establecer unos
criterios igualmente subjetivos y acotados, son los siguientes:
-
Partimos de la base de que encapsular aire y atemperarlo es un asunto
de vital importancia. Eliminamos por tanto la posibilidad de llevar a
cabo una vida (placentera) completamente exterior. A pesar de esto
considero que la arquitectura es más placentera cuanto más contacta con
la naturaleza. A mayor contacto natural mayor placer. Se evaluará tanto el contacto visual (CV) (interior-exterior) como el grado de continuidad (C) entre
espacios que proporciona el sistema constructivo. Valores de -10 a 10.
Es decir, un espacio confinado por un cerramiento sin huecos y
conformado por materiales opacos tendría un valor de -10 pleasures.
En cambio, si ese mismo cerramiento dispone de una parte transparente o
de un punto de conexión con el exterior, (una puerta o ventana
practicable por ejemplo) la cantidad de pleasures aumentaría.
- Superficie de placer. (S) De -X a +X pleasures,
en función del número células contagiadas. Cada uno de los focos de
placer contagiará las CRP (Células reactivas al placer) vecinas y el
placer irá perdiendo intensidad a medida que se aleja del foco
-Mutabilidad. (M) De -10 a +10 pleasures. Los espacios muy signados, aquellos con menor carga de ambigüedad son los menos mutables. Baños, cocinas, etc.
-Seducción y Conducción (SoC) del espacio. De -10 a +10 pleasures. La conducción será negativa.
“
Los pasillos de un hospital conducen a la gente, pero también pueden
seducirla dejándola libre, permitiéndole pasear pausadamente, y esto
forma parte de lo que nosotros, los arquitectos podemos hacer. En
ocasiones, lograrlo tiene un poco que ver con la escenografía. En las
termas de Vals intentamos llevar las unidades espaciales hasta el punto
de que se sostuvieran por sí mismas. Ahí están los espacios y allí me
encuentro yo, y ellos me mantienen en su ámbito espacial; no estoy de
paso. Puede ser que esté bien firme ahí, pero entonces algo me induce a
ir hasta la esquina, donde la luz cae aquí y allá y me pongo a pasear
por ahí; tengo que decir que ése es uno de mis mayores placeres: no ser
conducido, sino poder pasear con toda libertad, a la deriva.”
Peter Zumthor. Atmósferas. 2006.
Una aglomeración de puntos de placer supondrá un clímax arquitectónico y se reflejará en el diagrama. Por otra parte, una conjunción de puntos poco placenteros originará una catástrofe.
Las CRP,s desaparecen de la malla cuando entran en contacto con elementos constructivos.
Cálculo del placer:
CV + C + S + M + SoC