lunes, 23 de septiembre de 2013

Cedric Price

 
fuente: http://www.plataformaarquitectura.cl/2009/08/27/fun-palace-un-proyecto-no-realizado/

1_Fun Palace (1961-1972)

2_London Zoo Aviary (1958)

3_Think belt (comenzado en 1964)



Cedric Price (11-09-1934 // 10-08-2003) fue un arquitecto inglés, así como influyente profesor y escritor de arquitectura.

Rem Koolhaas dijo de él: «Cedric es un príncipe que intenta convertirse desesperadamente en una rana», lo contrario de la historia unida, como un arquetipo, a la niñez.


Ha sido una de las figuras más influyentes en la arquitectura actual. Muy cercano a las propuestas utópicas de Archigram y Yona Friedman, con sus propuestas en las que siempre resaltó la importancia de la flexibilidad en el diseño arquitectónico, logró posicionarse también como un teórico importante de la segunda mitad del siglo XX, que escribió poco pero predico con sus ideas.


Sus proyectos representaban una adaptabilidad extrema, siempre pensando en la posibilidad de que su uso cambiase de forma impredecible. Pero sin lugar a dudas, uno de sus proyectos más importantes fue el Fun Palace (Palacio de la Diversión), diseñado en colaboración con la directora de teatro Joan Littlewood entre 1961 y 1972 y que proponía unas escenas sin precedente para interactuar con el entorno urbano, que dieron como resultado un edificio que, en cada una de sus partes, respondía adecuadamente a las necesidades de sus visitantes. Esencialmente “re-programable”, el Fun Palace se adelantó a su tiempo al mostrar un interés y apoyarse ampliamente en las nuevas tecnologías. Lamentablemente fue un proyecto incomprendido y en 1974 su propuesta fue rechazada por última vez.

1_Fun Palace (1961-1972)



El diseño se basa prácticamente en un sistema de andamios y pasarelas móviles, junto a muros también móviles, todo enlazado mediante un sistema virtual que permitía reorganizar el programa de acuerdo al flujo de la gente. Otro aspecto realmente innovador por aquellos años, ha sido la visión de como adaptar y reutilizar espacios abandonados en zonas básicamente industriales, para reconvertir su uso hacia espacios culturales, algo muy común en la actualidad. Diseñado con una capacidad para 55,000 personas, el único elemento fijo era una gran red con 75 torres de acero que se levantan sobre una gigantesca base horizontal y que al cabo de 10 años sería desmontada, dejando el espacio disponible apara futuros proyectos. El Fun Palace era un homenaje a la cultura de lo efímero, una enorme máquina para las fuerzas creativas por el que Littlewood y Price trabajaron largos años sin éxito.
 



Para el desarrollo de estas propuestas se trabajaron una serie de maquetas y sobre todo dibujos que hacían énfasis en la teoría Cibernética, los principios del teatro más vanguardista, en los que el usuario más que un visitante, sería un actor más que participaría activamente en las actividades del edificio. Un espacio público y social en el Londres de los años 60s.

En el diseño del Fun Palace se reconoce un trabajo realizado por el placer de diseñar, de investigar, de soñar. Tal como en la gran mayoría de proyectos utópicos, que se diseñaban como arquitectura sin encargo, una práctica habitual en esos momentos y que ahora es el centro de diversas discusiones acerca de la profesión. Como el mismo comentaba:

“Designing for delight and pleasure should very seldom be seen to happen, and must encompass—indeed nurture—doubt, danger, mystery and magic.”


 Price se llamaba a sí mismo el anti-arquitecto y su visión revolucionaria de una profesión que debía cambiar y evolucionar al ritmo que la sociedad cambiaba era radical y novedosa, cuando los años previos y bajo la influencia del modernismo, la arquitectura se había colocado en el imaginario colectivo como una disciplina sólida y únicamente desarrollable en manos de los arquitectos. Su propuesta era más amplia y veía al arquitecto como una mezcla de tecnólogo-sociólogo-diseñador, algo muy cercano a lo que es la arquitectura en la actualidad. Ya su colaboración con una directora teatral en lugar de con un grupo de arquitectos habla por si sola en este aspecto.

El proyecto del Fun Palace se mostraba como paradigma de todos estos temas, al ir más allá de las fronteras arquitectónicas y desarrollarse en torno de los aspectos sociales, políticos y culturales.


Mucho se ha conjeturado acerca de la influencia de este proyecto en el diseño de Renzo Piano y Richard Rogers para el Pompidou Centre en 1977, aunque ninguno de ellos ha confirmado nunca nada al respecto. De alguna manera, muchos ven en el Fun Palace la primera utopía de un edificio cultural funcionando a la manera de parque o campo de juegos; una visión también trabajada por Friedman en la misma época. Pero no es solo el Centro Pompidou un ejemplo de las influencias de Price. Los actuales centros comerciales que abundad en las periferias de las grandes ciudades (y cada vez más en los centros de las mismas) repiten los esquemas planteados hace casi 50 años: Grandes espacios adaptables, unidos por pasillos abiertos e interminables, estructuras y ascensores de alta tecnología y utilización de sistemas digitales para su control. El Fun Palace del siglo XXI.






2_London Zoo Aviary (1958)

fuente: http://tectonicablog.com/?p=73948


VIDEO: http://vimeo.com/39474599





El aviary es una estructura lo suficientemente grande como para permitir la presencia de árboles, el vuelo libre de los pájaros y la sensación en quien lo visitaba de que no existía un límite que contenga a las aves. Una ruta en zigzag lo atraviesa y permite la contemplación desde arriba, así como desde abajo. Este gran volumen se ha creado mediante una malla metálica sobre una estructura de cables, que son estirados por una serie de tetraedros de tubulares de aluminio. 

El funcionamiento del “aviary” se basa en los “tensigrities” dados a conocer por Fuller ; el primer prototipo de sistema tensegrítico, denominado “Gleichgewichtkonstruktion”, fue creado por Karl Ioganson en 1920. Estas estructuras se basan en el empleo de componentes aislados comprimidos que se encuentran dentro de una red tensada continua, evidenciando el comportamiento al usar cables de acero para las tracciones y tubulares de aluminio para las compresiones. Una estructura constituye un sistema de tensegridad si se encuentra en un estado de autoequilibrio estable, formado por elementos que soportan compresión y elementos que soportan tracción.

La estructura del aviary son cuatro tetraedros colgados cada uno de ellos desde dos de sus aristas más bajas, desde cuatro mástiles que forman dos “uves”. Los tetraedros son más altos que los mástiles en los que se cuelgan para evitar confusiones visuales sobre el comportamiento estructural. Los cuatro extremos superiores de cada mástil se unen entre sí, al igual que las cabezas de los tetraedros, que también están unidos a los mástiles hasta formar un conjunto estable que permite unos ligeros movimientos.





3_Think belt (comenzado en 1964)

fuente: http://hacedordetrampas.blogspot.com.es/2010/10/potteries-thinkbelt-de-cedric-price.html
Caducidad, reciclaje, tecnología, enseñanza, temporalidad, incertidumbre calculada… Todos estos son aspectos sobre los que nos habla Cedric Price (1934-2003) en su proyecto Potteries Thinkbelt (PTb), comenzado en 1964. Potteries Thinkbelt (PTb) se trata de una “universidad circular”. Debía ser un equipamiento  de enseñanza superior; una enseñanza que respondía a las necesidades educativas de la Inglaterra de los años sesenta, una enseñanza basada en la ciencia y la tecnología. PTb generaría un campus de 2.800 hectáreas con más de 20.000 alumnos que se traducirían en 40.000 habitantes para la deteriorada región de North Staffordshire; convirtiéndose en una gran centro tecnológico y de investigación. Sin embargo, Price no quería que PTb fuese una universidad clásica, concepto que él mismo detestaba; sino que entendía la universidad como una industria de  transcendencia nacional que  favoreciese  el desarrollo, entendido como producto, de nueva tecnología. Se  trataba de un campus descentralizado, en torno a esta región inglesa; aprovechando y dando soluciones a lo que eran unas antiguas alfarerías que funcionaron durante más de 250 años; dispuestas por todo el territorio, y conectadas por una intacta y serpenteante red ferroviaria que conectaba ciudades y fabricas en ruinas.
Conecta de esta manera, una realidad local con el problema nacional de la enseñanza; dentro del marco de la realidad de la tercera industrialización; generando una oportunidad potencialmente rica de una realidad estéril. 
Para todo ello, Price comienza  utilizando la redundante red ferroviaria, como infraestructura básica. Crea una serie de módulos móviles, que serían: las aulas, laboratorios, y unidades residenciales que irían dispuestas sobre las vías y que operarían a lo largo del territorio; un “territorio docente”. Estos módulos se combinarían según las necesidades del momento, agrupados en densidades funcionales y de temporalidad limitada. 
Existirían tres “áreas de intercambio” donde los módulos móviles podrían abandonar o incorporarse a las líneas férreas, en función de las necesidades del momento. La movilidad no sería un simple proceso, sino además, funcionaría como una herramienta educativa, ya que se pensaba en la posibilidad de unidades auto propulsadas en las que el trayecto tuviese la duración de una clase. Las tres vías secundarias, paralelas a la principal, estaría ocupada por las aulas de mayor tamaño provistas con mesas plegables y paredes acolchadas. En cuanto a las unidades domesticas estaban pensadas para poder adaptarse al terreno mediante patas, agrupándose  según el momento o conectándose a una estructura vertical mediante los módulos-contenedor. En cuanto al desplazamiento de los usuarios, existía un servicio de ferrobús compatible con otros transportes, como el coche.



En este proyecto Price trabaja con uno de sus máximos intereses: la incertidumbre. Cedric Price aprovecha el desconocimiento que se tienen en cuanto a la variabilidad programática a lo largo del tiempo y entiende que el arquitecto no tiene porque adivinar dichas variaciones; por eso comprende que hay que dejar a las personas la libertad de controlar y conformar su entorno; y elegir los modos  y decisiones; siendo, para Price, el mejor diseño aquel que es manipulable. También PTb pudo ser un experimento en cuanto al reciclaje, reciclaje a gran escala aprovechando un producto industrial obsoleto, y transformándolo en una infraestructura básica de la nueva  industria de la enseñanza. Pero lo realmente meritorio  de este proyecto es que pone en cuestión  lo realmente estático en la arquitecta, aspectos inherentes  a la disciplina como el lugar, la permanencia, el diseño depurativo y la confianza  ciega en la planificación; entendiendo de este modo, la arquitectura con más obligaciones que la de proporcionar un esqueleto arquitectónico.




 


 




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