Buenas noches.
Te aseguro que cuando hablo de soledad, de
depresión, de incomunicación, de angustia, de dolor, de rabia...no hablo
de oídas. Por suerte o por desgracia sé lo que estoy diciendo, porque
todo eso y más lo he padecido yo en carne propia. No estoy con los que
sufren solo por solidaridad, sino también por compañerismo, porque
pertenecemos a la misma tribu, sé por experiencia lo que es sentirse
como en un desierto en una ciudad de miles o de millones de habitantes,
se lo que es estar solo entre la gente hermano...Se lo que es esperar y
desesperar tanto tiempo en el hotel...Conozco el sabor de la traición,
el sabor del desengaño, del desamor, del miedo, le he visto las orejas
al lobo de la enfermedad y del dolor, he vivido sin dinero, he visto
morirse amores que parecian eternos y amistades de toda la vida, conozco
el vicio y sus tentaculos, se lo que es volver con los bolsillos
vacios, conozco los demonios de la resaca y del remordimiento, he
padecido los abusos de poder, he sido agredido y he visto el odio
pintado en ojos que me miraban. Conozco los aledaños de la locura y he
puesto mi coche a más de 140 km por hora y de 200 en una carretera sobre
el precipicio y también me he asomado a algún balcón con intenciones
negras. Se lo que es acurrucarse en un rincón y esperar a que llegue el
fin del mundo, no desear nada, no creer en nada, no alegrarse ni
conmoverse por nada, se lo que es sentirse como un muerto, he conocido
todas las hambres y esa sed que no se sacia con el agua. No hablo de
oídas. Por suerte o por desgracia también a mi me ha tocado mi ración de
sufrimiento. No estoy con los que sufren por caridad sino porque me
considero otro más entre ellos, estoy contigo porque te siento como un
compañero de fatigas, de la noche...
El loco soy yo. Jesús Quintero.
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